miércoles, 10 de abril de 2019

El funeral de Minos




"La madera prendida crujía y chisporroteaba mientras se hundía en las aguas"


La celebración, como afirman todos los que asistieron, fue grandiosa. Pluto, el Gran Arconte, no reparó en gastos a la hora de dar la despedida al arconte armero. Al fin y al cabo, Minos había sido uno de los arcontes esclavistas más ricos y poderosos de Gloom, el Consejo debía darle un último adiós acorde a su posición. La imagen ante el pueblo era de suma importancia por entonces, puesto que Risen se hallaba a las puertas de una guerra civil.

El funeral, como mandaba la tradición durante la Edad Dorada, se celebró en la playa. Un gran barco se cargó de los tesoros de Minos que habían sobrevivido a la quema de su palacio durante la incursión de los Héroes de Gloom. El barco se llenó de flores, el cadáver de Minos se hallaba en la proa, con su armadura de batalla y semblante sereno. La gran vela del barco mostraba el orgulloso estandarte de nuestra ciudad. Durante un instante lamenté profundamente que fuera a ser incinerado.

El acontecimiento atrajo la atención de no sólo la clase alta de la ciudad, sino también de varios cientos de curiosos que escucharon con atención los discursos de Pluto y del Sumo Sacerdote. Los Héroes de Gloom se hallaban de pie a la derecha del Gran Arconte y parecían distraídos hablando entre sí.

Cuando los discursos hubieron terminado se soltaron amarres y el barco izó sus velas, adentrándose en el Mar de Plata. Cuando distancia fue la adecuada dieron arco y flechas a Potra para que prendiera la cubierta del barco, que previamente había sido cubierta de brea.

Potra apartó de un manotazo el arco y las flechas y plantó su gran figura frente al barco, de espaldas al público. Al instante sus ojos llamearon con el fuego del Infierno, sus argems brillaron con resplandor rojizo e hizo nacer una enorme bola incandescente de fuego en la palma de su mano. Ante nuestra atónita mirada, el hechicero la hizo crecer más y más, tanto que con su mera proximidad la arena fue cristalizada y las aguas de las orillas próximas se evaporaron. Cuando su hechizo duplicó el tamaño del barco lo lanzó en línea recta con una velocidad sobrehumana.

Las aguas se abrieron, evaporadas por el poder del hechizo de fuego y el barco desapareció, consumido por las llamas. La madera prendida crujía y chisporroteaba mientras se hundía en las aguas.

Ojalá supiera que motivó a Potra en aquel entonces para lanzar tan devastador hechizo contra el cadáver de Minos, pero lo que sí nos quedó claro a todos los presentes fue el temible poder del Hombre de Fuego.


Texto extraído de la obra "La verdad sobre los Héroes de Gloom",
por Goethe, arconte archivero

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