viernes, 10 de julio de 2020

Erótica entre mundos - Capítulo IV




Sister, Hye Jeong Hwang


CONTENIDO +18  

Estas descripciones nacen de una partida de rol donde los jugadores encontraron un poemario con ilustraciones eróticas. Las descripciones son de mi autoría como solución a mis nulas capacidades artísticas, los poemas por otro lado están recogidos entre lo mas elegante y lo mas viejo verde que ofrece Internet.

Derroche del espíritu en vergüenza
la lujuria es en acto, y hasta el acto
perjura, sanguinaria, traidora,
salvaje, extrema, cruel y ruda:

despreciada no bien se la disfruta,
sin mesura anhelada, y ya alcanzada,
odiada sin mesura, cual un cebo
que desquicia al incauto que lo traga.

Desquicio los suspiros, los abrazos,
los gemidos del antes y el durante,
júbilo al gozar, después penuria,
promesa de alegría, luego un sueño.

Lo saben todos, pero nadie sabe
cerrar el cielo que lleva hasta ese infierno.



Nos encontramos en una iglesia con suelos de madera ya descoloridos y gastados por el tiempo, siguiendo con la mirada una alfombra grisácea con varios remiendos repartidos en toda su superficie llegamos a un confesionario, en la imagen apenas se pueden apreciar los extremos de la madera agrietada y pálida del confesionario, no se observan con nitidez ya que quedan difuminados como ceniza al viento cuanto más al centro van.

Se puede ver como si de un vidrio circular se tratara el interior del confesionario, dentro los colores son vivos la madera es de un color marrón intenso y sus vetas dan la sensación de moverse solas con la suavidad de una vela ardiendo.  En pie, al lado del confesionario, se encuentra un hombre con una camisa a medio quitar permitiendo ver su torso desnudo con una musculatura muy ligera y con cuernos en sus sienes. En el otro una mujer está ligeramente inclinada hacia delante con la parte superior de su cuerpo a través de la rejilla abierta. Va vestida de monja, pero no lleva su escapulario dejando ver su pelo negro de un intenso sobrenatural, casi como si absorbiera la luz a su alrededor, pero al mismo tiempo reflejando un brillo suave como la luna en el mar. El color del vestido es rojo como el crisol, dejando ver pequeños bordados dorados que dan la sensación de resplandecer. El hombre agarra con una mano el vestido por la parte baja de la espalda, tirando de él y revelando los muslos de la mujer y ciñendo más la tela a los glúteos, con su otra mano parece haber desgarrado el corpiño de la mujer dejando ver casi completamente sus pechos. Él está agarrando un amuleto que cuelga del cuello de la mujer, lo que le obliga a alzar la cabeza hacia arriba. 
Se están besando con lengua de forma ansiosa mientras se miran directamente a los ojos, él tiene unos ojos rasgados como una serpiente, con un iris que da la sensación de ser una esquirla sacada del mismísimo sol, ella tiene unos ojos azules muy suaves como la lavanda pero con un brillo como el sol dando en las olas del mar.

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