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Artista: smilika |
CONTENIDO +18
Estas
descripciones nacen de una partida de rol donde los jugadores
encontraron un poemario de ilustraciones eróticas. Las descripciones
son de mi autoría como solución a mis nulas capacidades artísticas, los
poemas por otro lado están recogidos entre lo mas elegante y lo mas
viejo verde que ofrece Internet.
Hagamos un poema,
con tu pie
y mis labios
con la brisa de noviembre
y los aguaceros de junio.
Pintemos de pájaros
y madrugadas
nuestras espaldas sudorosas.
Amamantemos nuestra sed
con el crepúsculo
tímido y solitario
que se corona de lunas
desparramadas
en las gotas
de los inviernos.
-Hagamos un poema, de Guillermo Carnero.
En un río cristalino y de poca profundidad flotan varias hojas de árbol con los últimos colores del otoño. En la orilla se encuentra tirado un cuaderno. Un frasco de tinta ha sido derramado sobre él, pero aún se pueden apreciar varios tachones realizados con frustración en sus hojas.
Hagamos un poema,
con tu pie
y mis labios
con la brisa de noviembre
y los aguaceros de junio.
Pintemos de pájaros
y madrugadas
nuestras espaldas sudorosas.
Amamantemos nuestra sed
con el crepúsculo
tímido y solitario
que se corona de lunas
desparramadas
en las gotas
de los inviernos.
-Hagamos un poema, de Guillermo Carnero.
En un río cristalino y de poca profundidad flotan varias hojas de árbol con los últimos colores del otoño. En la orilla se encuentra tirado un cuaderno. Un frasco de tinta ha sido derramado sobre él, pero aún se pueden apreciar varios tachones realizados con frustración en sus hojas.
Algo alejados de la orilla, sobre una piedra, se encuentra sentada una mujer rubia y un hombre de cabello castaño y rizado. La mujer sonríe con picardía y mira al hombre con una mirada profunda en sus ojos azules, mientras con una mano le sujeta un lado de la cabeza acariciándole los labios y con la otra intentando abrir su camisa. Sentada donde está tiene las piernas cerradas alrededor de su cintura se pega a su ingle. El hombre, por su parte, mantiene firmemente la mirada con sus ojos oscuros, pero con un brillo de deseo a los ojos de ella, a la vez que rodea con un brazo a la mujer y con la otra mano abre con ansia los botones de la camisa de ella.
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