viernes, 25 de septiembre de 2020

Biología gloomita-Capítulo 4

 

Luciérnaga


 

Estos pequeños coleópteros luminosos se mueven por el desierto pedregoso de Gloom en la forma de grandes enjambres. Son carroñeros, es decir, se alimentan de los restos de caza que dejan otras especies carnívoras y los cadáveres de los lysandros abandonados en los caminos. Por esta razón, los enjambres más grandes rondan siempre alguna de las sendas entre las ciudades. Las luciérnagas poseen un pequeño par de alas y una boca repleta de varias hileras de afilados dientecitos. No obstante, la característica más sobresaliente de su anatomía es su abdomen anillado que desprende luz fosforescente de color blanco verdoso. El luminiscente resplandor en la lejanía que produce un enjambre de estas criaturas viene solo precedido por el zumbido que causan sus alas al moverse por el aire.

Las luciérnagas son temidas por cualquier criatura viva en Gloom. Aunque sean carroñeras, cuando estos insectos forman grandes enjambres se ven incapaces de hallar la suficiente carroña como para alimentar a todos los miembros del mismo, por lo que se convierten en una imparable masa devoradora de carne que no dudará en consumir a cualquier ser con sangre en las venas.

Para que los lectores lleguen a comprender lo temibles que son estos insectos, reflejaré algunos datos que pude recopilar estudiando el comportamiento de distintos enjambres de luciérnagas a la hora de alimentarse.

Debo un especial agradecimiento al cuerpo de Capas Verdes de la ciudad de Diven, que accedieron a asistirme con sus poderes de tierra para crear una cabaña de observación segura para observar a las luciérnagas.

 

Caso 1:

Tamaño del enjambre: 100.000 individuos.

Sujeto de pruebas: Rata de 45 kg en carne.

Tiempo de consumición de toda la carne: 1 pétalo.

 

Caso 2:

Tamaño del enjambre: 150.000 individuos.

Sujeto de pruebas: Rata de 50 kg en carne.

Tiempo de consumición de toda la carne: 1 medio pétalo.

 

Caso 3:

Tamaño del enjambre: 200.000 individuos.

Sujeto de pruebas: Rata de 40 kg en carne.

Tiempo de consumición de toda la carne: 1 medio pétalo.

 

Como se puede observar las luciérnagas son inmejorables a la hora de consumir carne. Cabe destacar que cuando hay demasiadas luciérnagas en un enjambre y estas atacan a un objetivo que supone muy poco alimento, el ansia de las luciérnagas por llegar hasta la carne las hace atacar y matar a sus compañeras para abrirse camino hasta la presa.

A pesar de todo esto las luciérnagas no sólo traen muerte, pues los lysandros han sabido encontrarles un lado positivo a estos insectos. Cuando las luciérnagas se reproducen lo hacen dejando sus larvas en agujeros que excavan en los esqueletos de sus víctimas. Las larvas se alimentarán del tuétano de los huesos y al cabo un deciclo las larvas empiezan a desarrollar un estado de pupa, donde empezarán a segregar una seda protectora que cubre el esqueleto que les sirve de huésped. Esta seda es muy versátil a la hora de confeccionar ropas para los lysandros, por lo que se ha convertido en un ingrediente fundamental en la industria textil lysandre.

En las ciudades existen grandes criaderos de luciérnagas para conseguir el preciado material. Estos lugares poseen personal especializado en el cuidado y contención de estas criaturas para evitar que se llegue a generar una plaga en medio de la ciudad, lo que resultaría catastrófico a todos los efectos.

 

 

Phoenicopterus

 

Los phoenicopterus son pequeñas aves de largo pico que raramente llegan a medir más de diez centímetros. A pesar de su pequeño tamaño son aves majestuosas, rapaces de color azulado que sobrevuelan el desierto pedregoso y el cielo lysandre. Anidan en las estribaciones de las montañas y se alimentan principalmente de luciérnagas. Tal vez sea este el motivo de por qué las puntas de sus alas poseen una luminiscencia natural.

Si, así es, a pesar de ser la luciérnaga el carnívoro más implacable de todo Gloom el phoenicopterus es su punto débil. Existen muchas teorías de porque las luciérnagas no los atacan, si bien personalmente creo que la más acertada es la que dice que estas aves producen una feromona cuyo olor desagrada en exceso a las luciérnagas persuadiendo a estas de evitar a los phoenicopterus.

No son pocas las veces que se ha intentado muchas veces criar phoenicopterus en cautividad, pero estos tienden a morir cuando se les somete a un cautiverio prolongado. Los pocos que sobreviven resultan inútiles en la caza, pues llegan a ser atacados por las luciérnagas, por lo que podemos considerar que la feromona que hace que las luciérnagas no los ataquen sólo es segregada cuando se encuentran en estado salvaje.

Sin embargo, aunque no se puedan criar en cautividad, en algunas ciudades como Lysan se ha conseguido que los phoenicopterus construyan sus nidos en los muros externos de la ciudad, tan similares a su hábitat natural, de esta forma las aves viven silvestres, y su gran número evita que los enjambres de luciérnagas se acerquen a la ciudad.

Los phoenicopterus no poseen diferencias externas entre machos y hembras. Las hembras ponen entre uno y dos huevos, en un deciclo tras la fecundación. En cuatro deciclos los huevos eclosionan, pero los polluelos sólo estarán listos para abandonar el nido tras un ciclo floral completo, lo que es un largo periodo de tiempo en el mundo animal.

Estos detalles hacen que, a pesar de resultar un alimento especialmente sabroso, el phoenicopterus se trate de un plato de lujo solo al alcance de la alta nobleza. No solo por este motivo se come exclusivamente en las altas esferas, pues entre el pueblo llano se considera de mal fario comerlos. Las supersticiones populares tienen como origen el folklore en la historia de Brave, el pequeño phoenicopterus que desafió a El Negro en la Guerra Divina.


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